MERCEDES COLOMBRES
LA NACION
Por efecto de la sequía y la larga crisis entre el campo y el Gobierno el año pasado, el girasol empieza 2009 con dos malas noticias: la caída del 29% de la cosecha respecto de los resultados de la campaña pasada y la abrupta merma de ingresos por exportaciones, estimada en un 45 por ciento.
Estos datos se desprenden de un informe del asesor económico de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir), Jorge Ingaramo, que calculó que para este año el resultado de la cosecha sería de 3,3 millones de toneladas (contra los 4,5 millones del ciclo anterior) y la superficie cosechada sería de 2,07 millones de hectáreas, 800.000 hectáreas debajo de la intención original de siembra.
"La combinación de políticas agropecuarias inadecuadas, como un nivel de retenciones del 32%, y la sequía redundarán en una caída del ingreso por exportaciones del 45 por ciento", dijo Ingaramo.
De acuerdo con el asesor, si se hubiera mantenido el resultado en volumen de la cosecha de la campaña pasada, hoy el valor de las exportaciones de girasol sería de 1111 millones de dólares. Pero por la caída del volumen apenas se exportará por 611 millones de dólares, un monto muy inferior al alcanzado por el complejo girasolero en los primeros once meses de 2008, cuando debido a una burbuja de precios que hizo que el aceite de girasol tocara los 1400 dólares la tonelada la Argentina exportó derivados del producto por valor de 1606 millones de dólares.
Cosecha retenida
Sin embargo, la caída de los resultados del girasol no es una mala noticia para todos. Los productores que pudieron cosechar con éxito y retener mercadería creen que la merma de la superficie sembrada y los bajos rendimientos que tienen algunas regiones (9 quintales por hectárea) generarán una puja en los meses por venir que impulsará los precios al productor.
"Va a llegar un momento en que la producción en el hemisferio norte se va a consumir y los compradores tendrán que ir al hemisferio sur. Ahí, la Argentina tiene un papel de peso", explicó Alejandro Nougués, presidente del Congreso de Girasol NEA 2009, que se realizará los días 27 y 28 de mayo, en Chaco.
Según Nougués, como la campaña actual en la Argentina viene muy limitada por la sequía, este fenómeno debería impactar en el precio y mejorarlo. "Con el correr de los meses la tendencia de precios será alcista, seguramente en forma gradual, pero alcista", sentenció Nougués.
"Los productores que tengan forma de financiarse esperarán por mejores precios. Ahora, si el productor tiene que pagar cuentas o un adelanto de un alquiler de un campo, no tendrá más remedio que vender ahora", acotó Ingaramo.
Actualmente, las fábricas ofrecen por el girasol 700 pesos por tonelada y 200 dólares para el girasol con entrega en marzo, valores que representan una baja de 57 y 49%, respectivamente, respecto de los del año pasado. Justamente, el alto nivel de los precios alcanzados el año pasado (cuando el girasol se llegó a pagar a más de 1400 pesos y la tonelada de aceite en los mercados mundiales tocó los 1400 dólares) es lo que motiva a algunos a esperar para vender la producción.
Los que guardarán la cosecha creen que los precios actuales no son malos en sí, pero que pierden atractivo con el actual nivel de retenciones. "Sostener el 32% de gravámenes a la exportación pudo haber sido consistente cuando el aceite en Rotterdam se pagaba a 1400 dólares, pero no lo es con los precios actuales", explicó Ingaramo.
"En este sentido, la discriminación hacia el girasol cuando se bajaron las retenciones al maíz y al trigo fue un error, porque desalienta a aumentar la superficie", agregó.
Para muchos de los productores el verdadero problema que obstaculiza la expansión del girasol no es el nivel de retenciones, sino la falta de transparencia que los productores siempre achacaron al mercado de este cultivo. La compra del girasol, que está en manos de cinco empresas que exportan aceite, estuvo tradicionalmente cubierta de un manto de sospechas, a tal punto que en 1999 el entonces secretario de Agricultura, Felipe Solá, suspendió los precios de pizarra por considerar que estaban manejados. Eso fue a raíz de que la Confederación de Asociaciones Rurales de La Pampa y Buenos Aires (Carbap) denunció "el manejo arbitrario de los precios".
"El principal obstáculo del girasol es de transparencia en el mercado y seguridad en el precio que se va a lograr. Eso es lo que hace imbatible a la soja sobre el girasol y también sobre el trigo y el maíz intervenidos", explicó un productor girasolero ligado a la dirigencia de Carbap. "Cómo será que no hay puja por el producto, que las pizarras de girasol no superan el precio de referencia de la Sagpya, algo que sí pasa con la soja, mercado transparente si los hay, y que suele cotizar por arriba del precio de la Sagpya", agregó.
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