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Taller sobre daños de aves en la 18va. Conferencia Internacional de Girasol

Alternativas para el control de plagas aviares

27 de Febrero de 2012

Especialistas del INTA y ASAGIR, y un investigador de la Universidad de North Dakota expusieron sus últimos desarrollos sobre el control de daños causados por aves.

 Especialistas del INTA y ASAGIR, y un investigador de la Universidad de North Dakota expusieron sus últimos desarrollos sobre el control de daños causados por aves, en el primer Taller Asociado de la 18va. Conferencia Internacional de Girasol. 

 
El daño causado por aves en el cultivo del girasol fue el tema tratado en el primer Taller Asociado que integra el programa de la 18va. Conferencia Internacional de Girasol. El mismo fue llevado a cabo en el Segundo Salón del Hotel Sheraton de Mar del Plata. Allí disertaron Sonia Cavanelli, de INTA Paraná, Sebastián Zuil, de INTA Reconquista y William Bleier, de la Universidad de North Dakota.
El taller fue coordinado por Luis Arias, miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), quien comentó los esfuerzos de la entidad para combatir la paloma, que preocupa en gran medida a los productores. 
“Era muy difícil establecer un proyecto y alertar a los organismos provinciales y municipales sin una medición precisa”, indicó el especialista de ASAGIR. “Fue entonces que realizamos un proyecto con el INTA Anguil –La Pampa– para comenzar un relevamiento del problema”, relató.
“Se trabajó a nivel lote, para no atribuir a las palomas daños que puede ser debido a otros factores, como la sequía. La última etapa de la muestra se realizó dos días antes de la cosecha, ya que el mayor daño se da en la última semana”, señaló Arias. 
Seguidamente, Sonia Cavanelli, bióloga del INTA Paraná dio cuenta de los análisis llevados a cabo por el organismo y las estrategias posibles para la reducción de daños. “Las aves que dañan al girasol incluyen por un lado tres tipos de palomas: torcaza, ala manchada y picazuro; y por otro lado la cotorra común. Todas estas especies tienen distintas características y conductas, y por lo tanto son distintas las soluciones y las técnicas de manejo”, señaló la especialista y enfatizó: “Todo esto implica que hay que hacer un buen diagnóstico”.
“Actualmente no contamos con números precisos, por lo que se están llevando a cabo esfuerzos combinados para acercarse a esa cifra más exacta”, manifestó Cavanelli. “Los números con los que contamos muestran que los daños en el espacio son irregulares. A nivel de todo el departamento de Paraná el daño es bajo, pero en algunos lotes es muy alto”, agregó.
La investigadora del INTA señaló que los daños presentan ciertas regularidades, entre ellas, que suelen darse en áreas de frontera agrícola, en ambientes mosaico que alternan terrenos sembrados con sitios naturales; también influyen las prácticas agrícolas deficientes, que exponen a los cultivos en mayor medida a las plagas.
Entre las causas del aumento del número de aves en los últimos años, Cavanelli mencionó al aumento del alimento disponible, los cambios en el uso de la tierra –especialmente por la introducción del método de siembra directa– la abundancia de granos en rastrojo, la pérdida de granos durante el transporte y el incremento del número de feedlots y establecimientos avícolas.
Cavanelli detalló luego los métodos de prevención de plagas para el cultivo de girasol. La especialista mencionó la búsqueda de híbridos menos susceptibles al daño por paloma, los biorrepelentes, la selección de los cultivos de menos preferencia para las aves y el manejo de hábitats a través de la modificación de los terrenos que estimulan la reproducción de las aves.
Prevención
 
A continuación, Sebastián Zuil, especialista en la fisiología del girasol de INTA Reconquista, dio detalles sobre sus investigaciones actuales sobre el carácter de inclinación de capítulos como alternativa para controlar los daños causados por aves. “Medimos el ángulo de los capítulos para ver si había diferencias entre híbridos. Lo que se ve es que el 70% de los híbridos está a 90 grados. Eso no nos acercaba a la variación de daños que veíamos en el campo, por eso también medimos la inclinación, y allí encontramos mucha más variación”, señaló Zuil. 
“Los híbridos más inclinados muestran un daño menor y viceversa”, indicó Zuil. “Estas mediciones fueron hechas la campaña pasada, y en esta queremos confirmar estos datos. Esto puede constituir una alternativa para controlar el daño por aves”, agregó. 
Sin embargo, sostuvo el especialista, también es importante determinar las causas de la inclinación de los cultivos, que pueden ser genéticas o ambientales. “Para esto analizamos tres híbridos muy conocidos, en tres fechas de siembra distintas, para cambiar las características ambientales. Así pudimos establecer que en la inclinación se produce una interacción entre genotipo y fecha de siembra y que va a depender de la fecha de siembra si un híbrido se inclina más que otro”, detalló. “Si a mayor inclinación hay menos daños, nuestra tarea es lograr una mayor inclinación en todos los cultivos” indicó.
 
La situación en Estados Unidos
A su turno, el especialista William Bleier, de la Universidad de North Dakota, ofreció un panorama de la situación de plagas de aves en los Estados Unidos, que si bien tiene algunas características similares a la situación en Argentina, también diverge en aspectos centrales. Por empezar, la plaga más extendida en el país del norte es el tordo, cuyos daños en los cultivos varían respecto de las especies locales.
“Si bien estamos trabajando con paisajes diferentes, en Estados Unidos también se trabaja en daños de aves, observando asimismo una gran irregularidad de los daños en el espacio”, sentenció Bleier. “Las diferencias son también de escala, en algunas regiones hay muchos más daños que en otras y al nivel del lote se observan también variaciones, con mayores daños en áreas cercanas a humedales", agregó.
“Mi impresión es que en ciertas zonas hay reducciones de daños, por el efecto del crecimiento del maíz, al que los tordos eligen por encima del girasol”, dijo el especialista. “Estimamos que los daños son del 2% o 3% de la producción, que representan aproximadamente 7 millones de dólares al año, sin contar los costos de los productores para controlar la plaga”.
El especialista señaló que se está trabajando en varias alternativas para el control de esta plaga: variedades que resistan el ataque, repelentes y programas genéticos buscando híbridos que no sean elegidos por las aves, entre otros. “Por el momento no hemos podido encontrar la forma de reducir los daños. Podría deberse a que las especies son diferentes que las argentinas: los tordos hacen un daño distinto y más temprano que las aves locales”, señaló Bleier.
 


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