ESPECIAL GIRASOL LA NACION Un modelo para medir el impacto
11 de Octubre de 2012
Con 4 M de toneladas y un precio FAS esperado de 350 dólares, el Valor Agregado por la Cadena de Girasol podría ascender a 1.9 mil millones de dólares
Con 4 M de toneladas y un precio FAS esperado de 350 dólares, el Valor Agregado por la Cadena de Girasol podría ascender a 1.9 mil millones de dólares, el 0.4% del PBI. El dato surge de un modelo de análisis elaborado por ASAGIR y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Por Luciano Cohan, economista y asesor de la Bolsa de Cereales.
La historia de las últimas cuatro décadas en la actividad agroindustrial argentina son de cambio y transformación. Es imposible entender el crecimiento cuantitativo que experimentó el sector sin dar cuenta de los importantes cambios cualitativos que transformaron su estructura, su patrón tecnológico y su forma de organización. Desde el surgimiento de nuevos sectores como resultado de la mayor división del trabajo, pasando por la aplicación de nuevas tecnologías o de nuevas formas de comercialización, la agroindustria argentina presenta hoy características que la diferencian ya no de lo que era hace cuarenta años, sino de lo que era hace tan solo una década atrás.
Con el crecimiento en importancia de sectores no estrictamente primarios, como las redes de contratistas, las industrias proveedoras de insumos o la transformación industrial de los granos, las formas convencionales de medir el aporte de la agroindustria se vuelven obsoletas. La nueva estructura productiva obliga a repensar cuestiones básicas como los límites cada vez más difusos entre lo que tradicionalmente se entiende como “campo” y aquello que no. Para comprender mejor esta transformación de las cadenas agroindustriales y su impacto en la economía nacional, en colaboración con ASAGIR y la Bolsa de Cereales, avanzamos en la construcción de un modelo de la Cadena de Valor del Girasol.
La construcción del modelo, fruto de casi cinco años de investigación que aún no ha cesado, implicó un estudio en detalle de la interrelación entre la multiplicidad de nodos que hoy componen la red productiva, pasando desde la producción primaria, la producción y provisión de semillas, fertilizantes, agroquímicos o el servicio de asesoramiento profesional y contratistas hasta la transformación industrial del grano o los sectores asociados a la logística y comercialización (acopio, transporte, servicios portuarios, etc.). El resultado es una potente herramienta que permite simular y medir el impacto económico, nacional y regional, de un amplio y flexible abanico de escenarios.
El modelo permite estimar, por ejemplo, que en la campaña 2012/13, con cuatro millones de toneladas y un precio FAS esperado de USD 350, el Valor Agregado por la Cadena de Girasol podría ascender a USD 1.9 mil millones (aproximadamente 0.4% del PBI), que el 56% de ese valor corresponde a la etapa de producción primaria, 23% a los proveedores de insumos y servicios, y el 20% restante a los eslabones aguas debajo de logística, comercialización e industrialización. Asimismo, la cadena generaría USD 1.6 mil millones en exportaciones, cifra que podría representar alrededor del 2.0% del total de exportaciones nacionales.
La estimación económica esconde detrás una masiva movilización de recursos. Para poner en producción las 2 millones de hectáreas se requerirán unas 760 mil bolsas de semillas, 3.7 millones de Unidades de Trabajo Agrícola (UTAs), 100 mil toneladas de fertilizantes, 720 mil litros de insecticidas y fungicidas y casi 10 millones de litros de herbicidas. El requisito logístico es también importante. La circulación de los granos entre la producción, la industria, el consumo interno y la exportación requiere 48 millones de kilómetros recorridos en la ruta, unas 1.8 millones de horas hombre.
También el aporte tributario de la cadena fue objeto de análisis. Para ello, el modelo incluye una estimación de la recaudación de nueve impuestos nacionales y locales, desde los derechos de recaudación hasta los sellados, pasando por ingresos brutos o impuestos sobre créditos y débitos, entre otros. De acuerdo a este modelo, la cadena aportaría en su conjunto a las arcas públicas unos USD 760 millones, casi un 40% de su valor agregado, de lo cual un 62% se recaudaría en concepto de derechos de exportación, y el 38% restante en impuestos locales o coparticipables.
En conclusión, al permitirnos conocer mejor el cada vez más complejo entramado de las cadenas de producción agroindustriales, este trabajo nos ofrece una potente herramienta de análisis económico, insumo indispensable para el diseño de políticas que permitan aprovechar el gran potencial de las cadenas agroindustriales.