La Asociación de la Cadena de Soja Argentina (ACSOJA), la Asociación Argentina del Trigo (ArgenTrigo), la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) y la Asociación Maíz y Sorgo Argentino (MAIZAR) les damos una cordial bienvenida a esta reunión de celebración de fin de año 2009.
La importante y sostenida demanda mundial de productos alimenticios y sus derivados, aún en épocas de crisis internacional como la que pasamos, nos alienta a aumentar nuestra producción y productividad para continuar abasteciendo a nuestro mercado interno y tener una activa participación en el mercado mundial, con el consiguiente aporte de divisas que el país necesita.
Los tiempos de crisis son momentos en que se presentan nuevas oportunidades y entendemos que, otra vez, el país las desaprovechó.
Los sectores que participan de las cadenas por producto, investigación y desarrollo, insumos, producción, comercialización, industria y servicios, apuestan al largo plazo.
Para poder lograr esos objetivos, es necesaria la sostenibilidad de las empresas y de los recursos de producción. Desde el punto de vista productivo es imprescindible trabajar conjuntamente entre todos los sectores de las cadenas para equilibrar el esquema de rotación de cultivos y a nivel comercial una oferta variada y equilibrada de productos. Nuestro país, a diferencia de otros, cuenta con la múltiple aptitud de sus suelos y clima permitiendo la implantación alternada o sucesiva de los 4 grandes cultivos: maíz, trigo, soja y girasol en la mayoría de las regiones. Incentivando la rotación de cultivos y realizando una producción responsable estaremos contribuyendo a la sostenibilidad de todo el sistema productivo argentino.
Todos los sectores que conforman las cadenas por producto entienden que es necesario volver a contar con mercados libres y competitivos, con reglas claras que permitan la libre formación de los precios y sin intervenciones que desvirtúen el accionar de los mismos.
En este sentido, resulta fundamental resolver cuestiones pendientes en los mercados que permitan proyectar un escenario que incentive la inversión productiva al garantizar un marco de estabilidad en las reglas de juego que permitan la sostenibilidad económica para los distintos actores de las cadenas de valor.
Es fundamental poner en práctica medidas que permitan extender el horizonte de planificación, buscando herramientas que viabilicen los mercados de futuro y la dinamización de los contratos de entregas a futuro de mediano plazo, hoy con serias dificultades. Contar con licencias automáticas de exportación y con registros de exportación abiertos todo el año sin restricciones y en un marco competitivo serían señales clave en ese sentido, permitiendo a todos los integrantes de las cadenas aprovechar las oportunidades de demanda internacional y revitalizando los canales de comercialización y financiación productiva.
Con registros abiertos y sin intervención de mercados nunca faltó el abastecimiento del mercado interno.
El productor necesita las herramientas de mercado disponible y de mercados a futuro, para las operaciones habituales como "canjes" y créditos atados a ventas futuras, que estimulan y optimizan la producción por incorporación de tecnología y que redundan en beneficio de todos los integrantes de las cadenas.
Asimismo, la reducción o eliminación de los derechos de exportación para todos los productos y sus derivados serían un incentivo a la producción, para incentivar la rotación de cultivos de gramíneas y oleaginosos, y para generar inversiones en cada uno de los sectores, con sus consiguientes beneficios en el largo plazo para el conjunto del país.
El sector agroindustrial de nuestro país ya dio probadas muestras de respuesta a estímulos de producción, traccionando desde la etapa de creación de valor a toda la cadena, lo que redundará en beneficios para la sociedad en su conjunto.
Cabe recordar que el sector agroindustrial argentino genera el 36% del total de empleos, el 45% del valor agregado de la producción, el 44% de la recaudación tributaria y 58% de las exportaciones de nuestro país, siendo significativo el impacto positivo sobre las poblaciones del interior de la Argentina.
Con las medidas propuestas se lograría la doble virtud de tener un mínimo, o incluso nulo, impacto fiscal, ya que la caída de ingreso por retenciones se compensará por mayor ingreso fiscal por otros tributos a nivel provincial y nacional, regenerando el aparato productivo.
De nada servirían dichos estímulos si los mercados no vuelven a funcionar de manera libre, transparente y competitiva durante todo el año.
De nosotros depende aprovechar todas estas oportunidades, y aportar a hacer un país más grande e inclusivo para todos.
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