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Mensaje conjunto de las cuatro cadenas
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Cierre de año

Mensaje conjunto de las cuatro cadenas

12 de Diciembre de 2012

El recinto de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires fue nuevamente el escenario elegido por las cuatro cadenas por cultivo para su tradicional brindis de fin de año.

 El recinto de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires fue nuevamente el escenario elegido por las cuatro cadenas por cultivo para su tradicional brindis de fin de año.

Santiago Labourt, presidente de Argentrigo, Ricardo Negri, presidente de ASAGIR, Alberto Morelli, presidente de MAIZAR, y Luis Zubizarreta, Vicepresidente de ACSOJA, compartieron hoy el cierre de año junto a cerca de 400 personas. Entre ellas, el secretario de Agricultura de la Nación, Lorenzo Basso. 
 
Textual, el mensaje conjunto leído hace instantes por Santiago Labourt.  
 
En nombre de AcSoja, AsaGir, Maizar y ArgenTrigo les damos una cordial bienvenida a esta reunión de celebración de fin de año. 
Las asociaciones de cadenas por cultivos representamos a la producción agroindustrial de nuestro país, con el aporte de todos los eslabones que componen sus distintas cadenas de valor: investigación, genética, fitosanitarios, fertilizantes, producción, industria, acopio, transporte,  exportación, producción de carnes y lácteos, servicios y comercialización. 
Si bien este fue un año que empezó con una sequía que golpeó muy fuerte muchas zonas del país, cerramos una cosecha por encima de las 80 millones de toneladas de granos, con un contexto de precios internacionales que logró paliar en parte el efecto de la seca.
Es ese escenario mundial, con precios a niveles cercanos al récord, un dato que configura un excelente escenario para nuestro país.
Según el Plan Estratégico Agroalimentario, que fue oportunamente presentado por la Presidente de la Nación el año pasado, para el 2020 la Argentina produciría más de 150 millones de toneladas de granos, 50 millones más que la campaña récord de hace dos años.
Frente a ese horizonte, Argentina cuenta con un escenario internacional y con condiciones de competitividad para alcanzar esa meta. Tenemos productores proactivos frente a las nuevas tecnologías, con vocación productivista, capacidad de asumir riesgos, innovar y emprender en todos los eslabones de las cadenas, entendiendo también que el uso eficiente de los fitosanitarios y el cuidado del medio ambiente son fundamentales para el negocio. Además, el enunciado de “industrializar la ruralidad” es un objetivo deseable como política de estado, apuntando a agregar más eslabones y nuevos productos, y por lo tanto valor agregado y trabajo e inversiones a nuestro sector, en el cual estamos convencidos que nuestro país tiene evidentes ventajas competitivas.
Para ello, necesitamos ganar mercados y avanzar en esquemas de articulación entre el sector público y los privados para lograr una inserción comercial en sintonía con el futuro buscado, sin descuidar los vínculos que están vigentes, algunos hace ya varias décadas.
Las economías en desarrollo incorporan millones de consumidores de los productos que podemos proveer, desde primarios a elaborados, harinas y fideos, aceites, carnes  y otros derivados. Hoy el desarrollo en Argentina de la Bioeconomía puede dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable. En ese contexto, es también fundamental para alcanzar la meta del 2020 ponernos a la vanguardia en el desarrollo tecnológico. Desde el 2009 el Ministerio de Agricultura aprobó varios eventos biotecnológicos y este año entre el sector público y el privado se logró con alto grado de consenso un nuevo proyecto de Ley de Semillas. 
La transformación de este proyecto en Ley es algo que urge a todo el sector para avanzar en el agregado de valor, dándole un marco jurídico sustentable, y beneficiando a las empresas que trabajan en desarrollos tecnológicos, pasando por el productor, que busca siempre crecer eficientemente, con mayor seguridad y mejores rendimientos. 
La estabilidad es condición del desarrollo y el crecimiento, y uno de los puntos donde se necesitan reglas más claras es en materia impositiva. Según distintos estudios, el sector agroindustrial aporta el 44 por ciento de la recaudación. Ese nivel de presión, uno de los más altos de la economía, restringe la competitividad del sector y retrasa muchas inversiones necesarias. 
En ese sentido, los derechos de exportación, el principal impuesto al sector, es un gravamen distorsivo que desestimula la producción y la inversión. Sería deseable que se plantee un esquema de reducción gradual. Hay que destacar que una exagerada presión tributaria desincentiva la producción y en definitiva lleva a una menor recaudación.
Avanzar en el desarrollo tecnológico y profundizar la sinergia entre lo público y lo privado son los pilares que se necesitan afianzar para cumplir la ansiada meta de las 150 millones de toneladas para el 2020.
Otro de los temas que se hizo recurrente para el sector en los últimos años fueron los esquemas de comercialización. 
Para potenciar el desarrollo del sector, es necesario que las regulaciones en los aspectos comerciales mitiguen los actuales inconvenientes existentes y que afectan la competitividad de toda la cadena de agregación de valor de las agroindustrias.
En ese sentido, los anuncios de apertura anticipada de la campaña de Maíz 2.013 dieron resultados positivos en la intención de siembra. En el caso del Trigo, en cambio, de haberse anunciado con una mayor anticipación  esta señal a los productores hubiese logrado un efecto similar al del Maíz. Esta tendencia definida desde el Gobierno debería avanzar hasta un esquema de libre comercio, dejando atrás el sistema de cupos y licencias no automáticas, con señales claras e inequívocas para los sectores productivos de la Argentina. La falta de dichas señales se refleja  hoy en el mercado de Trigo. Generemos confianza a partir de un sistema comercial virtuoso que no limite la producción, incentive la alternancia de cultivos y lleve desarrollo a todo el país.
En este punto debemos destacar el rol de los mercados a futuro como herramientas fundamentales para fortalecer el proceso de formación de precios en un marco claro que les permita potenciar su dinamismo.
Esquemas de comercialización previsibles, estables y virtuosos favorecen la producción: un claro ejemplo del éxito en esta materia es lo que ocurrió hasta este año con el sector del biodiesel. Esperamos que vuelva a definirse desde el Estado un marco normativo e impositivo claro, que permita que este sector, que es uno de los que hace punta en el agregado de valor, retome la senda del crecimiento el próximo año.
Otro de los temas que preocupan a la hora de pensar en la consolidación del agro argentino es el elevado costo que tienen hoy los fletes. Muchas veces trasladar la cosecha desde el campo tiene un costo superior a la de llevarla en barco desde un puerto argentino al otro lado del Atlántico. El transporte es un pilar indispensable para el desarrollo. 
La inversión en transporte de carga es una condición necesaria para el crecimiento sostenido. Mejorar esta cuestión es de vital importancia, buscando un uso eficiente del flujo de las mercaderías, permitiendo ahorrar tiempos y cumplir con los compromisos internacionales en forma, además de reducir el peso del transporte en el esquema de costos y elevar la competitividad de toda la economía. Para ello es fundamental el desarrollo del Ferrocarril principalmente para las zonas más alejadas de los puertos como son el NOA y el NEA, creemos que la puesta en marcha eficiente del ferrocarril Belgrano debería ser un objetivo estratégico de urgente realización. 
También cabe mencionar la imperiosa necesidad de mejorar la infraestructura vial mediante una red troncal de autopistas, así como los accesos a los puertos que se han convertido en un cuello de botella logístico.
En el mismo sentido, consideramos que las recientes medidas aduaneras de duplicación en el control de peso generan demoras injustificadas en el comercio de granos en nuestro país, lo cual afecta la normal operatoria de los Puertos y genera innecesarios costos que en definitiva paga todo el país. El notable incremento de la productividad agroindustrial argentina tuvo como uno de sus pilares principales la modernización del sistema portuario y logístico de exportación, pero con los últimos cambios parece haberse perdido esa fluidez. Los controles que realiza la Aduana deben aplicarse de manera eficaz y rápida con el fin de permitir que la actividad se siga desarrollando de acuerdo a  los estándares internacionales de competitividad del comercio mundial.
Creemos y apostamos a seguir trabajando cada vez en forma más coordinada con los distintos representantes del sector público, para avanzar en soluciones que permitan consolidar al máximo el potencial del sector, trayendo beneficios para todos los argentinos.
 


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