Hace pocos días, un grupo de productores y técnicos se reunieron en el Centro de Acopiadores de Cereales Zona Puerto Quequén para compartir una jornada de actualización técnica en girasol. El objetivo: analizar las prácticas más apropiadas y el estado de los mercados para que los productores puedan tomar las decisiones más adecuadas.
Además de los temas agronómicos como manejo de cultivares y comportamiento sanitario, rotaciones de cultivos y girasol en siembra directa, el debate se centró en qué camino tomar en medio de esta coyuntura económica.
Francisco Morelli, responsable del negocio girasol en Cargill y miembro de la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), explicó que venimos de una caída muy fuerte desde precios muy altos. “No hay que dar por sentado que los precios sí o sí van a subir. No lo sabe nadie. Tampoco se sabe si van a seguir cayendo, menos ahora, donde las determinantes de precios son todas estas crisis financieras. Por eso hay que correr pocos riesgos. Los créditos probablemente irán desapareciendo y las tasas subiendo. Hay que medir bien las espaldas de cada uno frente a la toma de decisiones”, dijo.
Al explicar la suba de los últimos 3 años, Morelli destacó la tracción generada por los biocombustibles que ocasionaron desbalances entre oferta y demanda. En el último año, el panorama fue exacerbado por la falla en algunas cosechas. Para el especialista, el panorama cambia en esta campaña. “Se espera que las cosechas actuales no tengan problemas. Vienen todas muy bien, con lo cual ese efecto se desacelera y es parte de lo que se ve en los precios actuales”, dijo.
Otro de los aspectos que explican la suba de precios de fines del año pasado y principios de este, y la baja actual, es que, en realidad, los alimentos están conectados a la energía. “Eso tiene que ver con una economía mundial en auge, que es lo que se empezó a desinflar con la crisis financiera que empezó tímidamente en septiembre de 2007, pero que cobró fuerza en septiembre de 2008. A raíz de todo esto se espera un menor crecimiento mundial en general, lo cual va a afectar la demanda. Además, desinfla lo que era una burbuja de precios muy alta, porque cuando todo el mundo creía que los precios iban a seguir subiendo, subían más. Cuando todo el mundo deja de creerlo es al revés”, explicó Morelli.
Estamos ante un escenario de gran volatilidad en los mercados y con stocks de alimentos más bien bajos. Sin embargo, para el especialista, el “driver” de mercado no tiene que ver con eso sino con la tendencia de los commodities a seguir a los mercados mundiales generales, donde el primer elemento es el petróleo.
“Hoy, la recomendación es: hay que ser cobardes. En este marco de volatilidad uno tendería a pensar que los precios son bajos. Esto es así en relación a los últimos precios, pero son altos con respecto a cualquier otro dato histórico, de cualquier año. Con lo cual, no nos quedemos colgados de allá arriba y seamos cautelosos. Lo importante es no correr riesgos excesivos porque no está acabado el ciclo bajista. Podría darse vuelta, podría seguir pronunciándose y no depende tanto de cosas que tengan que ver con los alimentos, sino con la crisis mundial que estamos viviendo”, explicó Morelli.
Testimonio de productor
Alberto Lisazo es productor en Necochea. Esta campaña va a volver a sembrar girasol como lo viene haciendo desde hace muchos años. La realidad es que para el sudeste este cultivo es la apuesta segura. Sobre sus 600 hectáreas, estima que va a sembrar entre un 10 y un 15 % más de girasol. ¿Las razones? Una cuestión de rotación. “Esta campaña se va a hacer menos maíz. Entonces la superficie se va a repartir entre girasol y soja, con un fuerte crecimiento de esta última. El tema es que los números no cierran”, explica Lisazo.
Aunque en esta zona la seca no fue tan despiadada como en otras regiones del país, para los productores de la región, como Lisazo, la ecuación no es para nada simple. “Los insumos están mucho más caros. El fertilizante se fue a las nubes. Los herbicidas también han tenido un incremento, al igual que las semillas. Todo va para arriba, menos lo que uno produce. Entonces, los números están ajustaditos, sobre todo en algunos negocios de arrendamiento. Uno ha entrado a principio de año con valores muy interesantes, porque el girasol estaba a 1400 pesos, pero hoy la cosa ha cambiado mucho. El productor está con la esperanza de que esto se revierta o, por lo menos, haya alguna medida que fortalezca la producción”, comenta el productor de Necochea.
Para Lisazo, como para sus pares, todo se vuelve peor cuando se enfrentan a la dificultad de poder planificar. “No tenés valores futuro, no sabés en qué momento te ponen una retención. Uno planifica en el aire, con poca consistencia. Antes los mercados de Futuros nos hacían calzar negocios por lo menos para cubrirnos de una baja. Uno sabía qué kilaje necesitaba para cubrir sus costos. Ahora todo es impredecible. El productor le pone todas las pilas, pero la cabeza la tenemos asomando muy poquitito por arriba del barro. Lo loable de los productores es que la llama no se nos apaga”, dijo.
El sudeste bonaerense es una de las principales zonas girasoleras del país. Aquí los cultivos accidentales han sido siempre el maíz y, en su momento, la soja. Hoy, como en todas las regiones, ésta oleaginosa es una de las opciones preferidas por los productores.
Por lo general, los rindes girasoleros en Necochea rondan los 2.200 y 3.000 kilos, con años muy buenos de 3500 y otros malos de 1800/2000 kg/ha. A diferencia de lo que ocurre en el resto del país, la región ha tenido buena lluvia. “Quizá en marzo llovió excesivamente, después se fue acomodando y hoy estamos con un buen nivel de humedad. Los pronósticos son bastante alentadores, vamos a tener un empujoncito para tratar de lograr buenos rindes”, dice el productor con optimismo.
Claro que, con el clima a favor, y la intención lista para iniciar la siembra, ahora las dificultades aparecen de la mano del nuevo paro agropecuario. “No sé qué va a pasar con el paro, con el movimiento de camiones y de logística. Esperemos que sirva para algo porque realmente se necesita un cambio positivo para el campo”, concluyó Lisazo.
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