ASAGIR se prepara para un nuevo congreso

Girasol de exportación

Prácticamente todo el know how sobre girasol que existe en el mundo sale de nuestro país.

ASAGIR organizó en Mar del Plata un taller científico como antesala al 5to Congreso Argentino de Girasol que se llevará a cabo el 1 y 2 de junio en el Auditorio UCA de la ciudad de Buenos Aires. Cerca de 150 investigadores de instituciones públicas y empresas privadas se reunieron para compartir todo el conocimiento disponible en torno al girasol en la Argentina. Allí, 6 reconocidos especialistas se prestaron a participar de una mesa redonda. El objetivo: cómo ven al girasol quienes fabrican su tecnología.
Los convocados: Antonio Hall, de la Facultad de Agronomía de la UBA; Ruth Heinz, del Instituto de Biotecnología CNIA, INTA Castelar; Facundo Quiroz, de INTA Balcarce; Amelia Romano y Carlos Sala, de Nidera; y Abelardo de la Vega, de Advanta.
Para todos, lo que sucede con el girasol en la Argentina no ocurre con los demás cultivos. “Esta reunión es algo poco frecuente en las sociedades científicas argentinas”, reflexionó Hall. “Somos un montón de gente investigando una gran cantidad de temas vinculados al girasol y viviendo una experiencia de intercambio muy singular”, agregó. “Coincido”, acotó Quiroz: “No solamente hay integración científica de distintas disciplinas sino también en diversas escalas. Estamos analizando desde la identificación de genes candidatos hasta aplicaciones aéreas en el cultivo”.
“A través de 40 años que llevo trabajando en girasol, vi muchos sube y baja”, aportó Romano. “Vi que la superficie de girasol tocó un fondo incluso más profundo que el actual y sin embargo volvimos a resurgir. Los avances en materia sanitaria, de rendimiento, de diferenciación de calidades, hicieron que muchos de los aspectos por los cuales se lo aporreaba se fueran sorteando. Hoy, la empresa para la que trabajo exporta girasoles medio oleicos con resistencia a IMI a mercados tan distintos como el americano, o alto oleicos a Europa. Desde Argentina se envía tecnología para todos lados”, continuó.
“Pensemos esto”, acotó Sala. “En otros cultivos, como soja o maíz, lo que puede ver aquí el productor es el resultado de investigaciones que se hicieron en Estados Unidos o en Europa. Eso en girasol no ocurre. Estamos solos”. Según el hombre de Nidera, la tecnología que le llega al productor es genuina, generada en el país, por investigadores argentinos que están exportando genética a distintas partes del mundo. “Estamos haciendo con el girasol exactamente lo contrario de lo que hacemos con los demás cultivos”, insistió.
“Hasta hace unos años atrás, algún tipo de fuente de resistencia venía desde los países del Este. Hace ya aproximadamente 10 años todo eso desapareció. Es decir, tiene que nacer desde aquí la investigación”, ejemplificó Romano.
Según Abelardo de la Vega, el productor tiene dos críticas. La primera es la adaptación del cultivo a planteos de alta tecnología y la segunda es su respuesta a los años “buenos” para la agricultura. “A mí me parece que desde el punto de vista de la investigación, tanto el proyecto brechas (que estudia las razones que explican las diferencias entre rendimientos reales y potenciales) como los trabajos en fisiología del mejoramiento o en biotecnología van a mejorar las respuestas a ambas cosas. Si logramos que el girasol responda a condiciones de alta densidad, altos input de fertilización, mayor uniformidad de siembra, siembra directa, y por otro lado a condiciones de excesos hídricos combinados con altas temperaturas vamos a lograr mover nuevamente la frontera del girasol hacia el Este”.
Ruth Heinz es optimista en lo que hace al avance de la ciencia. De hecho, ella es parte de un trabajo de varias instituciones públicas y privadas que trabajan en el desarrollo de nuevas herramientas que aporten al mejoramiento en lo que hace a estrés biótico y abiótico, senescencia y germinación vinculada a procesos ligados a estos estreses. “La información que estamos generando va desde marcadores moleculares, una nueva generación que llamamos funcionales, y genes candidatos que vamos a estar identificando con un chip local”.
Ante este panorama no cabe otra cosa que preguntarse: ¿Cuánto dinero se dedica a investigación en el cultivo? “Poco, comparado con otros cultivos”, expresan todos al unísono. “Menos de 10 millones de dólares pero más de 5”, acota de la Vega. Según el hombre de Advanta, una de las formas de calcular volumen de mejoramiento es en función de números de parcelas de ensayos. “El número de parcelas de ensayo de maíz en la Argentina, más que quintuplica el número de girasol”, expresó.
¿Qué sería del girasol si se eliminaran las variables económicas que lo limitan? La falta de transparencia es uno de los principales puntos que critican los productores, el mercado de precios y las retenciones que lo dejan al cultivo en un nivel no competitivo. “¿Desde el gobierno qué se puede hacer para mejorar las condiciones del girasol en la Argentina? Esa es la pregunta que nos debemos hacer”, disparó Sala. “El efecto de precio es muy claro”, apuntó de la Vega. “Siempre se dice que el productor tiene memoria del año anterior en lo que hace a rendimientos. El peor año de rendimientos que tuvo posiblemente la Argentina en los últimos 20 fue la campaña 2007/08. No paró de llover, los rendimientos fueron pésimos. El record de superficie sembrada fue la campaña siguiente, con 4 millones de hectáreas. Se debió a una cuestión de relación precio con respecto a la soja. La peor campaña en cuanto a superficie sembrada es ésta, una de las mejores en término de comportamiento relativo de rendimientos del girasol con respecto a otros cultivos pero en pésimas condiciones de precio. El precio ha sido un “driver” de la superficie sembrada muchísimo mayor que la memoria del productor del año anterior porque después del peor año de su historia es cuando más girasol sembró y después del año en que el girasol le salvó las papas es cuando menos girasol sembró, movido por las relaciones de precio. Hablamos de los precios efectivos, no los reales, porque el girasol tiene buen precio en el contexto global”.
“La humilde opinión de un genetista devenido a hablar de este tema es que no se puede seguir matando al tipo que está haciendo girasol. Hacen falta políticas para que todos puedan hacer su trabajo. Estamos perdiendo mercados internacionales por vaneo y yo no veo que exista nadie tratando de recuperar esos mercados”, opinó Sala. “Y todo por unas retenciones al girasol que al gobierno no le mueven la aguja”, escuchó más allá.
 



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