18va. Conferencia Internacional de girasol Estrategias para combatir las plagas del girasol
29 de Febrero de 2012
En la sesión sobre Plagas Animales, especialistas de Dakota del Norte y del INTA Paraná presentaron sus desarrollos sobre control de aves e insectos.
En la sesión sobre Plagas Animales, especialistas de Dakota del Norte y del INTA Paraná presentaron sus desarrollos sobre control de aves e insectos.
La sesión de Plagas Animales de la 18va. Conferencia Internacional de Girasol reunió a especialistas argentinos y estadounidenses, que disertaron sobre las distintas especies de aves e insectos que afectan a los cultivos, y los métodos de control posibles. Sonia Cavanelli, bióloga de INTA Paraná, y Marcelo Morini, ingeniero agrónomo de ArgenSun moderaron el panel de oradores.
Jarrad Prasifka, de USDA-ARS de Dakota del Norte, abrió las disertaciones exponiendo sobre plagas de insectos que afectan al girasol. “En Estados Unidos hay tres especies muy dañinas, que fueron evolucionando junto con el cultivo, por lo que pueden ser controlados en general con insecticidas, pero no siempre con la mayor eficacia”, comenzó.
“La polilla del girasol es una plaga en la zona sur de los Estados Unidos, muy relacionada con la fenología de la planta. Ponen huevos en las etapas tempranas de la floración y luego se alimentan del polen y los aquenios. En los aquenios hay larvas individuales de buen tamaño, que pueden causar mucho daño”, indicó Prasifka. “Hay varias herramientas de manejo, como el uso de feromonas para atraer a los machos, o insecticidas, que logran reducir en forma general los daños causados”, agregó.
“Por otro lado, nos vemos alentados a crear otras tácticas de manejo. Un estudio en particular es la hipótesis de preferencia, según la cual los huevos son puestos por las hembras en ambientes que por distintas características son elegidos por el insecto. Esto es alentador para desarrollos de resistencia post-cría, pero por el momento no podemos utilizar esto de manera inteligente, porque no sabemos si las hembras son atraídas por el polen u otras sustancias de la planta”, prosiguió.
Las dos plagas restantes que afectan al girasol son dos especies de moscas: la mosquita del girasol y la mosquita del capítulo.
La mosquita del girasol se presenta en forma esporádica en el norte de los Estados Unidos –llegando en ocasiones hasta Texas, aunque allí no es considerado plaga– y ocasiona grandes pérdidas. “Los insecticidas no resultan demasiado útiles para combatir esta plaga, debido a las características biológicas del insecto, que mide tres milímetros, y sobrevive sólo de dos a tres días. Por eso no hay forma de estimar su cantidad, tornando muy difícil el uso de insecticidas”, señaló Prasifka.
Para contrarrestarla se realizaron “ensayos privados y públicos con especies endogámicas. De esta manera, se buscan híbridos que tengan una buena tolerancia a la mosquita de girasol”, dijo el especialista norteamericano.
Por su parte, la mosquita del capítulo es una plaga presente en el este de los Estados Unidos, la Argentina y los países vecinos. Produce oscurecimiento prematuro de los cultivos y pérdidas de hasta un 20% de la producción. “Las pocas publicaciones disponibles sobre la biología de estos insectos, muestran un claro desconocimiento de ciertos aspectos que pueden ser cruciales para su control”, señaló Prasifka.
El especialista resaltó que en la Argentina, algunos productores aplican insecticida sobre los cultivos antes de la floración, para desalentar la puesta de huevos. “Esto no se ha estudiado, no sabemos su eficacia, y por lo tanto, no debería hacerse”, subrayó Prasifka.
Como alternativas para el control de la plaga, el especialista señaló la necesidad de avanzar en los desarrollos de resistencia de la planta hospedante y en las investigaciones sobre la biología de la especie. “Conociendo todo esto, seremos más inteligentes para controlar la plaga”, manifestó.
Por otro lado, Prasifka señaló que la resistencia a plagas a partir de transgénesis no es una opción para el girasol, y que por lo tanto, se deben desarrollar otro tipo de estrategias. Para el investigador es crucial una colaboración interdisciplinaria, maximizar el uso de defensas ya conocidos y la colaboración internacional entre los países afectados por la problemática.
Control de aves
A su turno, William Bleier, de la universidad de North Dakota, disertó sobre el control de aves en el cultivo de girasol, un tema que investiga desde hace 15 años.
Como introducción a la materia, Bleier señaló tres causas que estimulan la aparición estas plagas: el largo tiempo de exposición del girasol –que en las llanuras de Dakota del Norte es de 6 semanas–, la gran cantidad de especies que se alimentan de los cultivos y la indiferencia de las poblaciones urbanas frente a la problemática.
“El girasol en el mundo tiene distintos hábitats y hay una diversidad muy grande de aves, lo que impide la búsqueda de soluciones globales”, señaló Bleier. Al igual que en la Argentina, en Dakota del Norte tienen gran impacto en algunas áreas y poco en otras. Las investigaciones se han orientado a agentes químicos, cultivos señuelos, resistencias o manejo del hábitat.
Las soluciones desarrolladas se dividen en tres tipos: formas de espantar a las aves, repelerlas o evadirlas. En el primer grupo, Bleier mencionó a los cañones de propano, explosiones controladas, disparos, repelentes utilizados antes de que lleguen las aves y dispositivos bioacústicos.
En lo que respecta a repelentes, Bleier indicó que se probaron distintos insecticidas, para comprobar si su efecto se extendía a las aves. Los productos Cobalt y Lorsban-4E fueron eficaces, pero por el momento los fabricantes no están interesados en registrarlo como repelentes para esta plaga.
Otros productos que están siendo probados actualmente tienen cierto nivel de eficacia, pero requieren ensayos de más profundidad. Se trata de la antraquinona y el DRC-1339.
Como métodos de evasión, el especialista señaló el uso del glifosato para eliminar las malezas en los espacios que sirven como hábitats de las aves; parcelas de conservación de vida silvestre, que alejen a las aves de los cultivos; y métodos de desecación química de los cultivos (con herbicidas), que permiten adelantar dos semanas la cosecha.
Sin embargo, Bleier señaló que “hay que probar con varios métodos a la vez, pues ninguno es totalmente eficaz por sí mismo”. “Las buenas prácticas incluyen adelantar la fecha de siembra, cañones de propano, cultivos falsos, sincronización de las plantaciones, manejo del hábitat, control de malezas e insectos, evitar humedales –que actúan como refugio de las aves– y la plantación en campos grandes”, concluyó.
A continuación, Leonardo Coll, investigador del INTA Paraná expuso los resultados de su investigación sobre la tolerancia de distintos híbridos de girasol a las aves, en condiciones de campo y semi-campo.
Los ensayos se llevaron a cabo con híbridos de pericarpio negro, estriado y púrpura, con distintas inclinaciones del capítulo.
“En condiciones de campo y semi-campo, los híbridos de pericarpio púrpura mostraron menos daños que los híbridos de pericarpio negro, con una calidad similar en concentración de aceite y relación pepita-cáscara”, señaló el investigador. “Estos caracteres pueden ser utilizados en futuros desarrollos, aunque todavía debe ser estudiada su calidad para la comercialización”, añadió.
Sin embargo, señaló Coll, “ninguna solución es total: mientras el ave pueda optar por varias fuentes alimenticias, irá por la que más fácil le resulte; pero si no puede optar, atacará el cultivo de todas formas”.
Con él coincidió Cavanelli, que sostuvo que “No hay un único factor que determine la resistencia de la planta” y que, por lo tanto, se imponen las “soluciones integradas”.