Una mejor posición relativa frente a otras opciones de la cosecha gruesa reposiciona al girasol para las siembras de la actual campaña agrícola.
Una mejor posición relativa frente a otras opciones de la cosecha gruesa reposiciona al girasol para las siembras de la actual campaña agrícola. En medio de la depresión de los precios internacionales de los granos, la oleaginosa ha quedado más favorecida. Además, se espera una menor producción de los principales competidores, Ucrania y Rusia, y una demanda interna ávida por la menor producción del NEA.
El girasol recupera competitividad frente a otras alternativas agrícolas. Aunque la demanda internacional de cereales y oleaginosas no cede, los precios de los commodities agrícolas se desplomaron como consecuencia de una súper producción mundial de granos, liderada por la cosecha norteamericana que en estos días está concluyendo con un nuevo record productivo. En ese marco, el girasol es el grano que presenta la menor caída y vuelve a ganar terreno entre las opciones de siembra de los productores argentinos.
La mejor posición relativa que ofrece esta oleaginosa se sustenta por diversas vías. Con las actuales cotizaciones para la nueva cosecha -el aceite de girasol en Rotterdam cotizaba a 840 dólares la tonelada hace 15 días, a 855 la semana pasada y a 867 el 8 de octubre- y la bonificación por materia grasa (en promedio entre un 8% y un 15% según zona), el girasol es una de las mejores alternativas y una de las más competitivas en muchas zonas agrícolas del país. Aunque debe aclararse que esto se encuentra enmarcado en el actual contexto de baja rentabilidad agrícola general, motivada por el retraso cambiario y la elevada carga fiscal.
También existen otras fortalezas del girasol que están empujando la siembra. Una de ellas es que ofrece distintas alternativas de producción –por ejemplo, frente a los lotes con presencia de malezas “problema”- y a la vez permite optar por diferentes oportunidades de negocios, ya que está la posibilidad de sembrar híbridos Linoleico, Alto Oleico o Confitero, en sus versiones convencionales o Clearfield. Un ejemplo es el crecimiento de la superficie sembrada con girasol alto oleico, que en la campaña 2014/15 rondará las 250 mil hectáreas, empujada por el aumento de la demanda, fundamentalmente de la Unión Europea, y la menor competencia que en esta alternativa ofrecen Ucrania y Rusia que no producen girasol alto oleico. Esas causas han llevado a que prácticamente se encuentre agotada la oferta de semilla de esta versión de la oleaginosa.
Otra de las ventajas del cultivo de girasol es que su cosecha temprana, frente a los otros cultivos de granos gruesos, encierra una mayor seguridad ante las lluvias de otoño y un ingreso temprano de fondos que oxigena las finanzas de los productores en un momento clave. Además, el girasol es reconocido como el mejor antecesor a la siembra de cultivos de granos finos, como trigo y cebada.
La inclusión del girasol en la secuencia de cultivos también ofrece una mayor diversificación del riesgo agrícola, a la vez que le ofrece mayor “racionalidad” a las rotaciones. De esta forma, a través de los años, el sistema productivo logra una mayor sustentabilidad agronómica y económica.
En el marco internacional aparece otro factor que alienta la siembra de girasol, ya que se estima que Ucrania y Rusia, que en los últimos años se han transformado en los principales productores y exportadores, tendrán una producción inferior a la de la campaña pasada.
También aparecen buenas perspectivas en la demanda local. En el NEA, que es la región que tradicionalmente abastece al mercado interno, las expectativas iniciales para la siembra de girasol eran auspiciosas, pero quedaron frustradas por el aumento del área triguera y por la sequía de fines de agosto y septiembre que impidieron la siembra. Ambos factores están marcando una superficie insuficiente para cumplir con los requerimientos de la industria de refinado, que abastece el mercado interno, y tendrá que salir a buscar mercadería en otras zonas del país.
Respecto de la provincia de Buenos Aires, la principal productora de girasol del país, debido a los excesos de precipitaciones y anegamientos, todavía es incierta la superficie que finalmente alcanzará el cultivo de girasol en esta campaña. La mira está puesta en el comportamiento del clima durante lo que resta de octubre. Si no llueve, y mejoran las condiciones del piso para el tránsito de las sembradoras, el girasol se convierte en una excelente alternativa, tanto por su cosecha temprana que permite escapar al riesgo de las lluvias otoñales como por ofrecer un ingreso temprano que aliviará los problemas financieros actuales de los productores.