El congreso más importante de la oleaginosa batió récords de concurrencia, con más de 650 asistentes. Más de 50 investigadores de todo el mundo
El congreso más importante de la oleaginosa batió récords de concurrencia, con más de 650 asistentes. Más de 50 investigadores de todo el mundo debatieron y compartieron avances sobre todas las problemáticas del cultivo. Mañana jueves, a campo, en la Unidad Integrada INTA Balcarce, cierra con parcelas demostrativas y prácticas de manejo.
En un contexto en el que Argentina se ha convertido en un gran productor y exportador de conocimientos en girasol, la Asociación Internacional de Girasol (ISA) decidió que fuera la sede de la 18va Conferencia Internacional de Girasol, que se llevó a cabo entre el 27 de febrero y el 1 de marzo en Mar del Plata y Balcarce. Y la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR), entidad responsable de la organización, supo responder al desafío de congregar a toda la comunidad científica internacional con creces: con 650 asistentes de 14 países de todo el mundo y más de 50 disertantes, el congreso ofreció un abordaje por todas las novedades técnicas del cultivo. Como plato principal, además, el investigador canadiense Loren Rieseberg, del Departamento de Botánica de la universidad British Columbia, presentó los avances de la secuenciación del genoma del girasol, que ya está casi completada.
La situación actual del girasol es promisoria: en la última campaña se produjeron a nivel mundial 38 millones de toneladas de semillas de girasol, y de dicha cifra, el 90 por ciento se destinó a la producción de 15 millones de toneladas de aceite, lo que posiciona a este aceite en el cuarto lugar, detrás del de soja, palma y colza. Sin embargo, su calidad alimenticia, la utilización de biotecnologías no transgénicas para la producción del cultivo “a medida” de distintas industrias alimenticias abren una oportunidad a su desarrollo, a tal punto que las estimaciones indican que entre 2015 y 2020 crecerá entre un 45 y un 65 por ciento como producto del incremento de la demanda.
En Argentina se trata de un cultivo muy relevante: en la última campaña se sembraron más de 1,8 millón de hectáreas, se esperan 3 millones y medio de toneladas, y nuestro país es el segundo exportador de aceite de girasol del mundo. Pero su impacto es superior, porque ofrece una solución agrícola en regiones del país donde la situación ambiental genera que otros cultivos presenten dificultades, y en zonas como el sur de la Provincia de Buenos Aires es sembrado en los mejores lotes, porque sus márgenes son competitivos.
En nuestro país, además, el desarrollo de la oleaginosa logró aunar a todos los actores en ASAGIR, una cadena de valor alimentaria que incluye desde la investigación y la producción hasta la comercialización, y que posibilita al sector desarrollar una estrategia de conjunto.
Hacia la esencia
Loren Rieseberg (Universidad British Columbia) relató la experiencia de trabajar en la secuenciación del genoma del girasol. “Tuvimos que realizar un mapa genético que contiene aproximadamente 2,6 millones de marcadores, lo que probablemente constituye el mapa más denso del planeta”, afirmó. El especialista añadió que este cultivo contiene una proporción muy alta de genoma repetitivo (entre un 80% y un 82%), lo que dificulta el objetivo de determinar la información de cada uno. “Era como tener todas las palabras de un diccionario, pero carecer de la fórmula para ordenarlas”, ilustró.
Cuando el trabajo esté finalizado, hacia fin de año, las posibilidades abiertas serán muy promisorias: “Podremos identificar con precisión los genes que pueden mejorar el cultivo, y a la vez tendremos una herramienta para poder descartar todo lo que no sirve”, señaló, y comentó que la secuenciación tendrá amplia repercusión en el mejoramiento del cultivo en lo que respecta a la tolerancia a la sequía y a las enfermedades. Por otro lado, como se trata de un cultivo que no tiene transgénesis, su secuenciación “permitirá mantenerlo en ese estado, pues el mejoramiento se haría sin incorporar genes de otros cultivos”, resaltó Rieseberg. “La calidad de las herramientas permite avanzar sin tomar la ruta transgénica”, subrayó.
Prevenir enfermedades
Uno de los temas que más preocupa a los productores y que ocupa a los investigadores del girasol es la aparición de nuevas razas de enfermedades, la reincidencia de algunas que hasta hace poco parecían haberse erradicado y el desarrollo de nuevas resistencias. En la sesión sobre fitopatología, el estadounidense Thomas Gulya sostuvo la necesidad de ser “proactivos en la detección de enfermedades y no esperar a que éstas se desencadenen para tratarlas”. Para esto, monitorearon los suelos estadounidenses y detectaron las zonas en las que se desarrollan hongos potencialmente problemáticos, aún si la enfermedad no se manifestó por falta de condiciones climáticas.
A su turno, Mariano Bulos –quien junto a Norma Paniego y Eugenia Bazzalo trabajó en estrategias de selección asistida por marcadores moleculares para la resistencia a enfermedades- expresó que gracias a esta tecnología en dos o tres años más habrá nuevas líneas que incluyan los genes controlados. “Creo que el cambio es realmente significativo porque se acelera mucho el proceso de selección”, dijo.
Las aves como problema
No es novedad que en algunas regiones girasoleras las aves vienen generando importantes pérdidas. Por eso, uno de los talleres estuvo dedicado a analizar los distintos métodos para combatir esta plaga. Sonia Cavanelli (INTA Paraná) describió que “Las aves que dañan al girasol son tres tipos de palomas -torcaza, ala manchada y picazuro- y la cotorra común. Todas tienen distintas características y conductas, y por lo tanto son distintas las soluciones y técnicas de manejo”. Cavanelli consideró que para prevenirse de la plaga aviar es conveniente utilizar híbridos poco susceptibles al daño por paloma, biorrepelentes, la selección de los cultivos de menos preferencia para las aves y el manejo de hábitats a través de la modificación de los terrenos que estimulan la reproducción de las aves.
Por su parte, Sebastián Zuil (INTA Reconquista) dio detalles de su investigación sobre el la inclinación de capítulos como alternativa para controlar los daño, e indicó que “Los híbridos más inclinados muestran un daño menor y viceversa”, indicó Zuil. “Esto puede constituir una alternativa para controlar el daño por aves”, agregó.
Contra el estrés
El módulo de fisiología puso en foco las investigaciones tendientes a encontrar respuestas del cultivo a la escasez hídrica. Luis Aguirrezábal (INTA Balcarce), expresó que “El estrés hídrico es la principal limitación de los rendimientos de girasol en todo el mundo”. Por esto, el aumento de la tolerancia de los híbridos de girasol al déficit de agua es de gran importancia. “Para lograr este objetivo es necesario identificar los genes y regiones genómicas que confieren una mayor tolerancia. Pero se trata de caracteres muy difíciles de determinar”, explicó.
Las malezas se resisten
A medida que las malezas se convirtieron en un problema creciente, los investigadores comenzaron a trabajar en nuevos híbridos tolerantes a herbicidas, y a su vez en el desarrollo de nuevos herbicidas que permitieran combatir las malezas. El reconocido genetista Carlos Sala (Nidera) comentó que en la última década el foco del desarrollo de herbicidas estuvo puesto en el descubrimiento de nuevos genes resistentes a herbicidas de postemergencia, como las imidazolinonas (IMI) o las sulfonylureas (SU).
Mercados
Hubo consenso entre los expertos del panel de mercados, quienes consideraron que el mercado internacional se prepara para un aumento en la producción, lo que reduciría los precios y posicionaría el precio del aceite de girasol por debajo del de aceite de soja. “En mi criterio tenemos que abocarnos a tres áreas de trabajo para hacer del girasol un negocio más grande a nivel mundial: reducir los costos de producción por tonelada de aceite, adaptar el cultivo a las regiones semiáridas y promover la demanda de aceite, tanto por el consumo directo, como para la industria”, consideró Jorge Domínguez, de Molinos Río de la Plata.
Mayor adaptación
La búsqueda de girasoles más adaptados a la diversidad de ambientes y condiciones climáticas es el objetivo al que todos los genetistas se enfrentan. Actualmente, esto se realiza a través de marcadores moleculares que permiten prever el potencial de un híbrido sin llevarlo a campo. El investigador francés Olivier Cottet (Syngenta) consideró que es necesario estudiar los girasoles silvestres para incrementar la variabilidad genética. “Queremos hacer una identificación profunda de los caracteres en especies silvestres, ya que son una fuente de nuevos caracteres y nos posibilita contar con elementos si queremos ingresar en determinada población, como la incorporación de resistencia a sequía o incrementar el rinde en granos”, sostuvo.
Balance positivo
El presidente de ASAGIR, Ricardo Negri, se mostró sumamente conforme con el desarrollo de la Conferencia. “A fines de 2010 salimos de la peor cosecha de girasol, pero nos comprometimos y pudimos concretar el Congreso. Quiero agradecer al magnífico trabajo de la comisión organizadora, que continuó trabajando por el cultivo en Argentina, y a la vez logró concretar este Congreso”, expresó. Asimismo, destacó que en este evento por primera vez se expuso claramente la generosidad de las empresas, “que han permitido que sus investigadores compartan información estratégica para beneficiar a toda la cadena del girasol”.
La Conferencia culmina el jueves 1 en la Unidad Integrada Estación Experimental Agropecuaria INTA Balcarce-Facultad de Cs. Agrarias de la Universidad de Mar del Plata, donde se exhibirán los ensayos de más de cincuenta híbridos de diez países y la única plataforma de fenotipificación automática de América Latina.