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Cómo incrementar la productividad del girasol en el NEA
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Jornada de Actualización Técnica en Charata

Cómo incrementar la productividad del girasol en el NEA

13 de Octubre de 2009

La región muestra una brecha de 6 quintales entre lo que produce y lo que puede lograr. Cómo minimizar la dependencia del agua es una de las mayores preocupaciones de los especialistas.

La región muestra una brecha de 6 quintales entre lo que produce y lo que puede lograr. Cómo minimizar la dependencia del agua es una de las mayores preocupaciones de los especialistas. Fechas tempranas, rastrojo y cultivo antecesor son los elementos a tener en cuenta. La conclusión más importante de la jornada de ASAGIR en Charata fue que si se quiere lograr un buen cultivo, hay que aplicarle todo el conocimiento.


En el Chaco, el girasol es un cultivo estratégico y, algunas veces, irremplazable. Por sus condiciones ambientales y su rol en el movimiento económico de las explotaciones, lo último que quieren los productores es dejar de sembrarlo. Sin embargo, las dificultades son muchas y por eso la Asociación Argentina de Girasol concentró todos sus esfuerzos en acercar los últimos conocimientos sobre el cultivo en la región.
La jornada realizada en Charata ante más de 150 asistentes puso el eje en los aspectos productivos que podrían mejorarse para de esta forma mejorar la rentabilidad del cultivo. Está claro que el NEA tiene, en promedio de los últimos 9 años, una menor productividad que el Oeste y el Sudeste de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, de acuerdo a los primeros resultados del Proyecto Brechas, que ASAGIR lleva adelante desde hace poco más de un año, la diferencia de rendimiento entre la media de los productores y la de los ensayos es de 6 quintales, una cifra inferior a las zonas más productivas. “Al NEA le cuesta subir el techo, pero podríamos decir que sus productores hacen las cosas mejor que el resto de los girasoleros del país”, sintetizó Antonio Hall, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA y uno de los mayores responsables del Proyecto.
En los ensayos más rendidores, el NEA muestra 22 quintales por hectárea. Su techo, en las mejores condiciones, llega a los 36. De allí que el desafío para ASAGIR sea potenciar los rindes. “Nuestra meta es poder determinar cómo avanzamos de los 16 qq/ha que se obtienen generalmente a los 22 que se pueden esperar”, aseguró Hall. Para ello, a través de Brechas, la Asociación combina información de suelos, sistemas de manejo, registros climáticos extendidos y los integra por medio de un modelo de simulación que explora el funcionamiento del cultivo.


 ¿Cómo avanzar?
Entre las problemáticas que aquejan al NEA, el investigador resaltó la disponibilidad de agua, las heladas tardías y la radiación y la temperatura en el período de floración. El inicio de la lluvia es el mayor condicionante hacia el momento de la fecha de siembra. “El rendimiento va a depender mucho de cuánta agua le venga del cultivo antecesor; por eso, es importante ver el rastrojo con que se cuenta, cuál es la estructura del suelo, que el antecesor sea amigable, la fecha de siembra y que el barbecho sea limpio”, recomendó Hall.
Según él, en lo que hace a la fecha de siembra, retrasarla trae ventajas cuando falta agua. En cambio, el efecto del rastrojo aumenta mucho en los años malos a medida que el productor atrasa la siembra. “La clave es minimizar la dependencia de las precipitaciones del año para la siembra y generar rendimiento a partir del manejo del suelo, el rastrojo y el cultivo antecesor, de modo de obtener disponibilidad de agua hacia el 1 de mayo”, concluyó el experto.
Por su parte, Jorge Mercau, especialista de la UBA que participa del Proyecto, añadió que cada milímetro de agua ganado, a la siembra, equivale a 7 kilos de girasol. “Ese dato es más que importante si consideramos que el antecesor y el rastrojo pueden permitir ganar 100/150 mm”, remarcó.
Iván Vrdoljak, productor y breeder de girasol en Chaco, sostuvo que la forma de estabilizar la producción que han empleado en los últimos 12 años fue el manejo de agua con la siembra directa. “La siembra directa nos ha llevado a estabilizar los rindes. Es clave seleccionar los híbridos de acuerdo a la fecha de siembra y determinar las densidades de acuerdo a la disponibilidad de agua”, apuntó.
Vrdoljak fue claro en su alocución: “si queremos tener un buen cultivo tenemos que ponerle más conocimiento: tenemos que aprender a usar herbicidas y fertilización”. Para él, la fertilización es un factor clave, debido a que Chaco ofrece una gran heterogeneidad de suelo. “Es en el cultivo invierno-primaveral donde podemos hacer el uso del nitrógeno eficiente; hay que sembrar aplicando nitrógeno adecuadamente”, sostuvo.
Plagas y enfermedades
Facundo Quiroz, investigador de la Experimental Balcarce del INTA, señaló que muchas de las enfermedades con las que trabaja se hacen presentes en el NEA, aunque su permanencia es diferente. Estas son prácticamente endémicas y producen reducción de los rendimientos en la mayoría de los años. Entre ellas se encuentran: mancha de la hoja por Septoria, mancha de la hoja por Alternaria, roya negra por Puccinia helianthi, mancha negra de tallo por Phoma, podredumbres de la base del tallo por Sclerotinia y podredumbre de la base del tallo por Macrophomina.
 El hombre del INTA advirtió que “la siembra directa favorece el desarrollo de Alternaria, Septoria y Phoma” y recomendó tomar las precauciones pertinentes. Así, la rotación de cultivos, la sanidad de semilla y las fechas de siembra tempranas son herramientas de manejo que ayudan a prevenir.
 En tanto, Mariano Cracogna, especialista de INTA Reconquista, se refirió a la incidencia de las fechas de siembra en la presencia de los insectos y sostuvo que “cuando nos salimos de las fechas de siembra es cuando se justifica más la protección del cultivo”. El especialista agregó que, a partir del otoño, sembremos cuando sembremos, los insectos están igual y por eso destacó la importancia del curado de la semilla. “Es lo que nos permite aumentar el coeficiente de logro. Hoy estamos sembrando 60 mil semillas y estamos logrando más de 50/55 mil”, graficó.
 Sobre las fechas más tardías, Cracogna manifestó que “a medida que uno atrasa, los riesgos de enfermedades son mayores porque las temperaturas aumentan; por eso, hay que intensificar el monitoreo y en algunos casos pensar una aplicación”. Según él, en el NEA, una fecha de siembra tardía es sinónimo de roya negra, por lo cual allí la aplicación de fungicidas es clave.
 

Mercado
El panel de Mercado estuvo a cargo de Santiago Sánchez, de Aceitera General Deheza S.A., quien sostuvo que el aceite de girasol perdió la prima que supo tener en 2008 por sobre el resto de los aceites. “Hoy vale menos que el de soja y el de colza”, aseveró.
Sánchez sostuvo que el producto venía de dos años en que la producción había subido más que la demanda y que luego se fue revirtiendo la tendencia. “Este año, aunque la producción va a subir, la demanda de aceites y grasas también”, aclaró.
La mayor preocupación de ASAGIR pasa por la oferta que viene del Mar Negro y que, si bien está habiendo pérdidas por sequía en Rusia y Ucrania, generará un saldo exportable importante. “Mejoraron en logística y están ganando participación en el comercio mundial a expensas de Argentina; claramente estamos en desventaja frente a ellos”, agregó.
 En el análisis de Sánchez, uno de los factores que complica al sector exportador argentino tiene que ver con las complicaciones que derivaron del impedimento de carga de barcos el último año. “Cada día eran 50 mil dólares perdidos y hemos extraviado la confianza de los compradores”, indicó. El tercer punto preocupante es que la Unión Europea se ha vuelto muy estricta con residuos de insecticidas que detectan en los embarques, “así que hay que estar atento en cuanto a los mecanismos de producción”.
 Sobre lo que viene, Sánchez señaló que, de acuerdo con el último reporte de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, de 2,2 millones de hectáreas la superficie de girasol caerá a 1,9 millones. “Cuanto más se achique nuestra producción, menor será la oferta y eso se reflejará en los precios. Tenemos que tener en cuenta que el mundo tiene girasol de Ucrania, pero también necesita girasol de Argentina”, apuntó.
 Sánchez concluyó que si bien la soja tiene un programa muy apretado hasta febrero, a corto plazo es difícil que el girasol le gane, pero a mediano plazo “hay factores alcistas: el niño, Malasia e Indonesia, la demanda de biocombustibles que sigue funcionando, China e India; todo esto se debería reflejar en mejores precios a futuro”.
 



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