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Avances en el control de enfermedades
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18ª Conferencia Internacional de Girasol en Mar del Plata

Avances en el control de enfermedades

27 de Febrero de 2012

El encuentro más importante de la oleaginosa comenzó en la Argentina con un módulo destinado a fitopatología.

 El encuentro más importante de la oleaginosa comenzó en la Argentina con un módulo destinado a fitopatología. Entre el 27 de febrero al 1 de marzo, los principales investigadores del mundo presentan nuevos conocimientos que permitirán diseñar y desarrollar el girasol del futuro.

 
Un total de 650 técnicos e investigadores del mundo se han dado cita en el Hotel Sheraton de Mar del Plata en la 18va. Conferencia Internacional de Girasol. La anterior reunión, realizada en España, concentró a 200 personas menos y esto se debe, en gran medida, al liderazgo que tiene la Argentina en lo que hace al conocimiento del cultivo.
Uno de los temas que más preocupa a los productores y que ocupa a los investigadores del girasol es la aparición de nuevas razas de enfermedades, la reincidencia de algunas que hasta hace poco parecían haberse erradicado y el desarrollo de nuevas resistencias. 
Para echar luz sobre estos temas, la sesión sobre fitopatología abrió con la disertación del estadounidense Thomas Gulya, del laboratorio Northern Crop Science, quien se refirió a los cambios en la incidencia de enfermedades en su país durante la última década. Desde su punto de vista, “es sumamente importante ser preactivos en la detección de enfermedades y no esperar a que éstas se desencadenen para tratarlas”.  
A través del uso de monitores de enfermedades, lograron detectar en qué zonas se desarrolla un hongo determinado, aunque no se haya manifestado la enfermedad por la falta de condiciones climáticas o ambientales. De esa manera, lograron cuantificar el riesgo potencial y generar medidas preventivas. Por ejemplo, la Phomopsis no era un problema en el país nórdico, sin embargo, en la última campaña, su incidencia se incrementó al 18 por ciento, como producto de la aparición de nuevas especies de la enfermedad. 
“Gracias a las nuevas herramientas moleculares disponibles, los genetistas ven simplificado el descubrimiento de nuevos genes y se incrementa la eficiencia de su transferencia”, concluyó.
 
Prevenir y curar
A continuación fue el turno de Norma Paniego de INTA Castelar, quien junto con Eugenia Bazzalo (Advanta) y Mariano Bulos (Nidera), presentó los avances de su investigación en mapeo de genoma y estrategias de selección asistida por marcadores moleculares para la resistencia a enfermedades.
Paniego indicó que el objetivo principal en todas las instituciones es mejorar el potencial genético del cultivo sin reducir el potencial de rinde, y explicó que las nuevas tecnologías, como el desarrollo de genes resistentes, han permitido controlar Downy mildew en Argentina; en el caso de la roya negra, la evolución del patógeno limitó la durabilidad de los genes resistentes.
La especialista brindó un panorama de las investigaciones llevadas adelante por Nidera, Advanta y el INTA en la caracterización de fuentes de resistencia, como el incremento de la cantidad de QTL (Quantitative Trait Locus), la fenotipicación y la inoculación asistida. “Las perspectivas de la selección asistida dependen de la disponibilidad de un importante grupo de marcadores”, definió Paniego. 
Su colega Mariano Bulos agregó que a través de la selección asistida por marcadores en dos o tres años más habrá nuevas líneas que incluyan los genes controlados. “Creo que el cambio es realmente significativo porque se acelera mucho el proceso de selección”, dijo.
El investigador suizo Christian Shlatter (Syngenta) expuso sus conocimientos en torno a la combinación de genética y química para el manejo de la resistencia de Plamospora, una enfermedad que genera una reducción drástica en el desarrollo del cultivo, que se presenta en todos los continentes y que tiene 40 razas distintas.
“En Estados Unidos hemos identificado cinco razas nuevas, que muestran alta potencialidad sobre los híbridos convencionales; repetimos también el relevamiento en España en 2010 y observamos que había nueve razas distintas, en 2011 otras siete, de modo que en España tenemos un total de dieciséis en sólo dos años. Lamentablemente, en Estados Unidos estas razas tienen alto poder sobre los híbridos convencionales”, explicó.
Como propuesta consideró que para tratar la Plamospora los dos caminos posibles son: desarrollar nuevos híbridos y generar nuevos tratamientos de semillas. “La combinación de mefenoxan con estrobirulina logró un buen nivel de control. En Argentina hay Plamospora, pero su incidencia es baja y es controlada a partir del desarrollo de nuevos híbridos. Sin embargo, en Estados Unidos la incidencia es alta y el mefenoxan no es efectivo, ya que tenemos altos niveles de infección 19 días después de la inoculación, de modo que precisamos nuevos curasemillas”. 
Al respecto, Shlatter precisó que “la combinación de nuevos híbridos y curasemillas permitió entre 2004 y 2007 llevar la infección a cero”.
Emmanuelle Mestries, integrante del equipo liderado por Francoise Delmotte (INRA, Francia), se refirió a la estructura genética espacial de Downy mildew a escala de campo, resaltando que “la presencia de varios genotipos multilocus (MLG) repetidos en el conjunto de datos podría indicar una propagación clonal de estos genotipos en el campo, sin excluir que estos MLG también puedan resultar de la endogamia”.
La valía de este estudio es que aporta pruebas de que la incidencia de Mildew muestra una virulencia diferente y diferenciados perfiles genéticos, que pueden coexistir en una misma parcela.
Por otro lado, los resultados sugieren que los eventos de recombinación genética probablemente ocurran entre grupos genéticamente diferenciados. Sin embargo, este estudio no permite determinar los perfiles de virulencia (de las razas) que podrían derivarse de tales cruces sexuales.
“Estos análisis nos permiten decir que podemos estar frente a la emergencia de nuevas manifestaciones de la enfermedad y debemos estar preparados para poder identificarlas y prevenirlas”.
Otra de las patologías que afectan de manera importante al girasol, especialmente en Argentina es Puccinia helianthi. Mariano Bulos se refirió a las razas fisiológicas de esta enfermedad. 
“Ustedes saben que la roya del girasol producida por Puccinia se da con bastante incidencia en Argentina. Regularmente aparecen nuevos tipos patológicos que superan rápidamente las nuevas fuentes de resistencias”, explicó. En este sentido explicó que “la mejor manera de combatir esta enfermedad es hacer una reintrogresión genética para determinar los genes que siguen siendo apropiados para caracterizar la enfermedad”. A su vez, destacó que “el control genético de la resistencia es monogénico, por eso es importante ir trasladando estos genes a nuestras líneas”.
Por su parte, Sue Thompson, del Agri-Science Queensland de Australia, presentó los resultados de un estudio que reveló hasta ahora al menos ocho especies no descritas previamente de Diaporthe, asociada con cancros en girasol.
Las pruebas de patogenicidad revelaron que las especies tienen una amplia gama de niveles de virulencia que causan lesiones graves e incidencia dentro de los 7 días de la inoculación. 
Dentro de los hallazgos, Thompson resaltó tres especies de Diaporthe: D. gulyae, D. kongii, D. kochmanii, y otras cinco especies más de la enfermedad que se están analizando. 
Thompson reconoció que “el trabajo hecho en Australia no necesariamente sirva para EEUU o países de Europa, pero es un buen camino para encontrar nuevas puntas para investigar”.
 

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